Libro V Capitulo I
Son cuatro los caminos a Santiago que en Puente la Reina, ya en Tierras de España, se reúnen en uno solo. Va uno por Saint-Gilles, Montpeiller, Toulose y el Somport; pasa otro por Santa María del Puy, Santa Fe de Conques y San Pedro de Moissac; un tercero se dirige allí por Santa Magdalena de Vézelay, por San Leonardo de Limoges y por la ciudad de Périgueux; marcha el último por San Martín de Tours, San Hilario dePoitiers, San Juan d’Angély, San Eutropio de Saintes y Burdeos.
El que va por Santa Fe y el de San Leonardo y el de San Martín se reúnen en Ostabat y, pasado Port de Cize, en Puente la Reina se unen al camino que atraviesa el Somport y desde alli forman un solo camino hasta Santiago.
Libro V Capítulo 2

Libro V Capítulo III
De los nombres de los pueblos del camino de Santiago





Libro V Capitulo IV
De los tres buenos edificios del mundo

Libro V Capitulo V
De los nombres de algunos que repararon el camino de Santiago. Aimerico.

Libro V Capitulo VI
De los buenos y malos rios que en el camino de Santiago se hallan. Calixto, Papa.




Libro V Capitulo VII
De los nombres de las tierras y de las cualidades de las gentes que se encuentran en el camino de Santiago












Libro V Capitulo VIII
De los cuerpos de los santos que descansan en el camino y que deben ser visitados por sus peregrinos








Si alguien la rompe, maldígale Nuestro Señor para siempre,
Y San Egidio con él y la sagrada corte.



















Dígote aqui un «sigue bien» que para siempre sea».
Empieza el martirio de San Eutropio, obispo de Saintes y Mártir

















Libro V Capítulo IX
De la calidad de la ciudad y basilica de Santiago, apostol de Galicia. Calixto, papa, y Aimerico, canciller.


De la medida de la iglesia

De las ventanas

De los porticos

De la fuente de Santiago


Del paraiso de la ciudad

De la puerta septentrional

De la puerta meridional




De la puerta occidental

De las torres de la catedral

De los altares de la catedral

Del cuerpo y del altar de Santiago

Del frontal de plata

Hizo cuando un quinquenio su episcopado cumplió
Y del tesroro del santo apóstol setenta con cino
Marcos de plata para coste de la obra contó.
También abajo se encuentra esta inscripción:
Rey era entonces Alfonso y su yerno el conde Raimundo
Cuando el prelado dicho tal obra a cabo llevó.
Del ciborio del altar del Apóstol


De las tres lamparas

De la dignidad de la iglesia de Santiago y de sus canonigos

De los canteros de la iglesia y del principio y fin de su obra

De la dignidad de la iglesia de Santiago

Libro V Capítulo X
Del numero de canónigos de Santiago
Además tiene esta iglésia, según tradición, 72 canónigos, de acuerdo con el numero de los 72 discípulos de Cristo, y que observan la regla del doctro de las Españas san Isidoro.
A éstos, pues, se les reparten las ofrendas del altar de Santiago por semanas sucesivas. Al primero se dan las ofrendas en la primera semana, al segundo en la segunda, al tercero en la tercera y después se reparten a los otros hasta el último. Cada domingo, según dicen, se hacen tres partes de las ofrendas, la primera de las cuales la recibe el hebdomadario a quien corresponde. De las otras dos partes nuevamente reunidas se hacen luego tres partes, una de las cuales se da a los canónigos para su comida, otra a la obra de la basílica y la otra al arzobispo de la iglesia. Pero la semana que va de Ramos a Pascua debe darse de acuerdo con la costumbre a los peregrinos pobres de Santiago en el hospital. Es más, si se cumple la justicia de Dios, la décima parte de las ofrendas del altar de Santiago debe darse en todo tiempo a los pbres que lleguen al hospital. Pues todos los peregrinos pobres deben recibir por amor de Dios y del Apóstol hospitalidad completa en el hospital la noche siguiente al día en que lleguen al altar de Santiago. en cambio, los enfermos han de ser atendidos allí caritativamente hasta su muerte o total restablecimiento. Pues de esta forma se hace en San Leonardo. Cuantos pobres peregrinan allí llegan, reciben comida. También deben darse normalmente a los leprosos de la misma ciudad las limosnas que lleguen cada domingo al altar desde el amanecer hasta la hora tercia.
Y si algún prelado de la misma iglesia cometiese fraude en esto o invirtiese de otro modo las limosnas que han de darse como hemos dicho antes, tenga su pecado ante Dios y él.
Libro V Capítulo XI
De como los peregrinos de Santiago hayan de ser recibidos



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